Qué es el Centro de Espiritualidad


Amigos lectores del blog, les pido disculpas por no haberlo actualizado durante estos días. Por diversas razones no había podido hacerlo, pero quiero reemprender este camino, compartiendo una breve reflexión sobre la espiritualidad.


¿Qué es el Centro de Espiritualidad?

El Centro de Espiritualidad pretende ser un espacio de reflexión, formación y promoción de la vida espiritual. Haciendo uso de la Teología Espiritual, que estudia el dinamismo que produce el Espíritu en la vida del alma, favoreceremos un reflexión que nos permita conocer y comprender cómo nace, crece y se desarrolla la vida espiritual, hasta alcanzar la santidad a la que Dios nos llama desde toda la eternidad, y transmitirla a los demás con la palabra, el testimonio de vida y con el apostolado eficaz.

En el Centro de Espiritulidad, se buscará conocer la doctrina teológica y la vivencia cristiana, ya que si sólo optaramos por la doctrina teológica quitando la vivencia, tendríamos una espiritualidad racional, intelectualista y sin repercusión en la propia vida. Y si sólo optaramos por la vivencia cristiana, sin dar la doctrina teológica, la espiritualidad quedaría reducida a un subjetivismo arbitrario, sujeta a las modas cambiantes y expuesta al error. Así pues, la verdadera espiritualidad cristiana debe integrar doctrina y vida, principios y experiencia.

Teniendo en cuenta que la espiritualidad es doctrina teológica y experiencia de vida recurriremos al testimonio de los santos. Ellos son los grandes referentes en la vida del Espíritu y nos ayudan con su palabra y testimonio a integrar doctrina teológica y experiencia de vida. Santa Teresa de Ávila dice: “No diré cosa que no la haya experimentado mucho” (Vida 18, 7; Camino, prólogo 3). Pero ella valoraba también mucho el saber teológico: “No hacía cosas que no fuese con parecer de letrados” (Vida 36, 5). Y decía: “Es gran cosa letras, porque éstas nos enseñan a los que poco sabemos y nos dan luz, y allegados a verdades de la Sagrada Escritura hacemos lo que debemos. De devociones a bobas líbrenos Dios” (Vida 13, 16).3. Hay varios peligros y errores en la búsqueda de una auténtica espiritualidad.

Actualmente vivimos en una sociedad en la que se experimenta una profunda decadencia cultural, se han perdido los grandes principios y valores humanos y evangélicos que han llevado a un proceso continuo de deshumanización y descristianización. En muchos lugares los modelos de Iglesia que se han venido construyendo, poco o nada, contribuyen a hacer presente el reino de Dios, instaurado por Cristo. Por una parte, la ignorancia en los temas espirituales es grande y a veces lleva a que cada quien se forje su propia espiritualidad, su propio criterio. Se suele dar por supuesto que la conciencia y la mente están siempre bien formadas, y se sabe muy bien discernir lo bueno y lo malo. Pero, a decir verdad, no siempre es así.

Por otra parte, están también los que ofrecen doctrinas falsas o mediocres en temas espirituales. No es raro en temas de espiritualidad un subjetivismo arbitrario, que no se interesa por la Revelación, el Magisterio, la teología o enseñanza de los santos. Se contentan con seguir sus propios gustos y opiniones. Serán falsas todas aquellas espiritualidades que no conducen a la perfecta santidad y al compromiso apostólico, produciendo cristianos cómodos, sabihondos, soberbios intelectuales, o con ideas confusas, extravagantes y etéreas... que va sacando de la chistera un malabarismo pseudoespiritual, que intenta agradar y hacer reír a su público, ávido de espectáculo y de la comezón curiosa. Ya lo decía san Pablo: “No soportan la doctrina sana; sino que, según sus caprichos, se rodean de maestros que les halagan el oído” (2 Tm 4, 3). ¡Qué bueno es tener buenos guías espirituales! San Juan de la Cruz recomienda mucho “mirar en qué manos se pone, porque cual fuere el maestro, tal será el discípulo” (Llama de amor viva, 3, 30-31). Y santa Teresa confiesa que “siempre fui amiga de letras...gran daño hicieron a mi alma confesores medio letrados, porque no los tenía de tan buenas letras, como yo quisiera... Buen letrado nunca me engañó” (Vida 5, 3).

Deseo que desde este blog vayamos favoreciendo una reflexión teológica que nos permita ponernos en camino de búsqueda para encontrar la sabiduría que viene de Dios, a partir de la cual seamos capaces de construir nuestro propio camino para progresar en la vida espiriatual y responder a la llamda de Santidad que el Padre, en Cristo, nos ha hecho y de la cual nosotros ya participamos desde nuestro bautismo.

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