Desde hace décadas San Vicente se ha convertido en
una ciudad dormida y los vicentinos se han venido acomodando e esa triste
realidad que, histórica y socioculturalmente hablando, va en contra de la
propia identidad de los vicentinos, quienes se han caracterizado por ser
personas emprendedoras y creativas; Por estos vicentinos que destacaron en las
letras, las ciencias, el arte y la música, San Vicente, ha sido considerada cuna
de hombres y mujeres ilustres.
Con el paso del tiempo San Vicente vino perdiendo
el esplendor cultural que le caracterizaba, se fue cubriendo de una cortina
adormecedora que ha dado muerte a toda iniciativa emprendedora y ha expulsado a
los vicentinos soñadores, impidiendo la realización de los sueños y
aspiraciones de aquellos que creen en una ciudad diferente.
Los vicentinos, deberían sacudirse el oscuro polvo
de la modorra, la pereza y la indiferencia y no dudar en responder a ese
llamado urgente que les reta a construir un nuevo modelo de sociedad que nos
permita construir una ciudad en la que vuelva a resplandecer el arte, la
cultura y las ciencias; volvamos a deleitarnos con la prosa, la lira y los
sonetos de los poetas, y volvamos a gustar las notas armoniosas de los músicos
vicentinos.
Los vicentinos vivimos una gran ocasión para volver
a expresar públicamente nuestro compromiso público y solidario con la dignidad
humana, la promoción de la cultura y la construcción de un nuevo modelo de
sociedad que nos permita gozar de mejores condiciones de vida para todos.
Los vicentinos, llevamos inscrito en nuestros
corazones y en nuestra razón un profundo anhelo por la verdad, la justicia, el
bien y la belleza; por eso compartimos una misma obligación moral y
responsabilidad ante la imperiosa necesidad de defender ese bien absoluto que
representa la vida de todo ser humano desde el mismo instante de la concepción
hasta su final por causas naturales; estamos comprometidos a proclamar y dar
testimonio de la verdad en un asunto de tanta trascendencia para el bien común
y el desarrollo de nuestra sociedad.
En una sociedad que en los últimos años ha estado
marcada por la delincuencia, las extorciones, la violencia y la criminalidad;
la defensa y protección de la vida es algo que incumbe a todos los vicentinos de
buena voluntad que, independientemente de sus creencias, no deben renunciar a
la libertad y responsabilidad por construir una sociedad en la que haya mejores
condiciones de vida para todos.
Nuestra voz debe sonar clara y esperanzada en todos los rincones de nuestra ciudad, municipio y departamento, para pedir pacíficamente a nuestros gobernantes, en nuestra condición de ciudadanos, que atiendan nuestro clamor por la vida de los más indefensos y necesitados.
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