Este día celebramos la fiesta de
Santo Tomás de Aquino, uno de los santos patrones de FUNDAFILIA. Un verdadero modelo
para todos aquellos que buscamos vivir en la verdad y en la libertad de los
hijos de Dios. Pedimos a Dios, por intercesión de Santo Tomás de Aquino bendiga
a todas las personas que contribuyen en la realización de esta Obra que Dios ha
suscitado en nuestra Iglesia, para bien de nuestra sociedad. Comparto una breve
reflexión sobre la gigantesca obra filosófica y teológica de Santo Tomás de
Aquino.
Las
fuentes de la síntesis tomista: La filosofía de Santo Tomás es tributaria
de una larguísima tradición histórica. En algún sentido puede decirse que el
tomismo nace de la confluencia de las grandes corrientes de pensamiento que
cruzaron la antigüedad y el medievo: platonismo y aristotelismo, helenismo y
arabismo, paganismo y cristianismo, sin olvidar otras corrientes secundarias,
como la filosofía hebrea. Habiendo nacido en un momento histórico bien concreto
y teniendo el sello cristiano medieval, el pensamiento de Tomás de Aquino es un
pensamiento esencial y dialogante.
No le importó enfrentarse a los
prejuicios de su tiempo y se mostró siempre abierto a toda aportación valiosa,
dando acogida a toda partícula de verdad, sin importarle que ésta procediera de
filósofos paganos, griegos, hebreos o musulmanes. Ese era el auténtico espíritu
de Tomás de Aquino y, probablemente, una de sus más valiosas herencias. Su obra
constituye un esfuerzo por integrar en un sistema simple, pero coherente, el
legado de sus antecesores. En este sentido, conviene señalar que su pensamiento
no es la simple suma de elementos de sus predecesores, sino que constituye un
sistema propio cuya nota distintiva y original es su noción filosófica del ser,
la cual recorre y vertebra el conjunto de su pensamiento.
Razón y
fe: Santo Tomás de Aquino replanteará la relación entre la fe y la razón,
dotando a ésta de una mayor autonomía. El punto de partida externo de la
filosofía de Santo Tomás fue la necesidad de distinguir la razón de la fe, y
también la de ponerlas de acuerdo.
La teoría
del conocimiento: Santo Tomás no se ocupó específicamente de desarrollar
una teoría del conocimiento, del modo en que se ocuparán de ello los filósofos modernos.
Al igual que para la filosofía clásica, el problema del conocimiento se suscita
en relación con otros problemas en el curso de los cuales es necesario aclarar
en qué consiste conocer. En el caso de santo Tomás esos problemas serán
fundamentalmente teológicos y psicológicos. Por ser el hombre punto de
intersección entre lo meramente corporal y lo espiritual, su modo peculiar de
conocer tiene una doble vertiente: por una parte, gracias a su cuerpo, el
hombre parte de los sentidos para adquirir conocimiento; pero por otra, gracias
a su intelecto, el hombre puede abstraer de las cosas sensibles sus formas o
esencias inteligibles, y remontarse así al mundo espiritual. El proceso del
conocimiento se da bajo la cooperación estrechísima de alma y cuerpo.
Una
metafísica del ser: La mayor parte de la metafísica tomista procede de
Aristóteles, pero la necesidad de conciliar el aristotelismo con el
cristianismo le llevará a introducir una nueva estructura metafísica, utilizada
ya por Avicena, y que constituye uno de los aspectos más originales de su
filosofía: la distinción entre "esencia" (essentia) y "ser"
(esse). También recurrirá a las teorías platónicas de la participación, de la
causalidad ejemplar y de los grados del ser. Analogía, causalidad y participación
vertebran y configuran su metafísica del ser.
. La existencia de Dios: La existencia de Dios no es evidente para el hombre, por lo que necesita ser racionalmente demostrada. Tomás de Aquino lleva a cabo dicha demostración a través de cinco vías o caminos que son argumentos "a posteriori": parten de las criaturas como efectos y se remontan a Dios como Causa a través de la analogía y la causalidad. Las vías tienen una estructura parecida: el punto de partida es un hecho de experiencia que es considerado metafísicamente; aplicación de la causalidad al punto de partida; imposibilidad de proceder al infinito en la serie de las causas; como término final se concluye la existencia de Dios bajo una formalidad concreta. En este sentido: la primera vía parte de la experiencia del movimiento y llega a Dios como Primer Motor Inmóvil; la segunda vía parte de la experiencia de la causalidad eficiente, y concluye la existencia de Dios como Primera Causa Incausada; la tercera vía parte de la generación y corrupción, y culmina en Dios como Ser Necesario por sí mismo; la cuarta vía tiene su punto de partida en los diferentes grados de perfección que encontramos en los entes y llega a Dios como Ser sumamente perfecto, Acto Puro o Ser por esencia; finalmente, la quinta vía, parte de la experiencia de la finalidad de las cosas y llega a la existencia de Dios como Inteligencia ordenadora del mundo.
. La existencia de Dios: La existencia de Dios no es evidente para el hombre, por lo que necesita ser racionalmente demostrada. Tomás de Aquino lleva a cabo dicha demostración a través de cinco vías o caminos que son argumentos "a posteriori": parten de las criaturas como efectos y se remontan a Dios como Causa a través de la analogía y la causalidad. Las vías tienen una estructura parecida: el punto de partida es un hecho de experiencia que es considerado metafísicamente; aplicación de la causalidad al punto de partida; imposibilidad de proceder al infinito en la serie de las causas; como término final se concluye la existencia de Dios bajo una formalidad concreta. En este sentido: la primera vía parte de la experiencia del movimiento y llega a Dios como Primer Motor Inmóvil; la segunda vía parte de la experiencia de la causalidad eficiente, y concluye la existencia de Dios como Primera Causa Incausada; la tercera vía parte de la generación y corrupción, y culmina en Dios como Ser Necesario por sí mismo; la cuarta vía tiene su punto de partida en los diferentes grados de perfección que encontramos en los entes y llega a Dios como Ser sumamente perfecto, Acto Puro o Ser por esencia; finalmente, la quinta vía, parte de la experiencia de la finalidad de las cosas y llega a la existencia de Dios como Inteligencia ordenadora del mundo.
. La esencia de Dios: Dios es
incomprehensible, en cuanto que su esencia trasciende o excede la limitación
del entendimiento humano. Pero, a pesar de que nuestra inteligencia no pueda
abarcar toda la realidad divina, Dios sí que puede ser conocido por el hombre:
es cognoscible. Para Santo Tomás, nuestro conocimiento de Dios tiene un
carácter analógico cuyo fundamento es la analogía ontológica que se establece
entre Dios y las criaturas. El nombre más propio de Dios es el de Ipsum Esse
Subsistens (Mismo Ser Subsistente), que constituye su constitutivo formal o
atributo fundamental del que se derivan todos los demás.
. La creación y el orden: La creación no debe entenderse, en Santo Tomás, como una emanación de Dios ni como una necesidad suya: Al igual que el resto de los filósofos medievales tributarios de la tradición cristiana Santo Tomás afirmará la creación "ex nihilo" (de la nada); es decir, la creación del mundo mediante un acto de Dios totalmente libre, radical y originario. Santo Tomás ofrece una visión jerárquica y piramidal de la realidad creada. La jerarquía de los seres vendrá dada por la mayor o menor simplicidad de estos, es decir, por su mayor o menor cercanía al puro ser de Dios.
. La creación y el orden: La creación no debe entenderse, en Santo Tomás, como una emanación de Dios ni como una necesidad suya: Al igual que el resto de los filósofos medievales tributarios de la tradición cristiana Santo Tomás afirmará la creación "ex nihilo" (de la nada); es decir, la creación del mundo mediante un acto de Dios totalmente libre, radical y originario. Santo Tomás ofrece una visión jerárquica y piramidal de la realidad creada. La jerarquía de los seres vendrá dada por la mayor o menor simplicidad de estos, es decir, por su mayor o menor cercanía al puro ser de Dios.
El hombre,
cuerpo y alma: La doctrina tomista acerca del hombre difiere de la
agustiniana y se fundamenta en la concepción aristotélica, la cual tratará de
conciliar con creencias básicas del cristianismo como son la inmortalidad del
alma y la creación. En línea con el hilemorfismo, afirma que el hombre está
compuesto de materia y forma. La unión entre alma y cuerpo no es accidental,
sino sustancial. El hombre es un compuesto sustancial de alma y cuerpo,
representando el alma la forma del cuerpo. El cuerpo constituye el principio de
individuación; el alma le da al hombre su condición en cuanto tal. Frente a la
afirmación de algunos de sus predecesores de que existen en el hombre varias
formas sustanciales, como la vegetativa y la sensitiva, Santo Tomás afirma la
unidad hilemórfica del hombre: el ser humano constituye una unidad en la que
existe una única forma sustancial, el alma racional, que informa inmediata y
directamente a la materia prima constituyendo el compuesto "hombre".
Desaparecen así el alma vegetativa y sensitiva, pero no la racional, que tiene
ser en sí misma. Cada alma humana es creada individualmente por Dios. La
subsistencia e inmaterialidad del alma son las características esenciales del
alma, a partir de las cuales demuestra su inmortalidad. Por otra parte, también
cabe destacarse que Tomás de Aquino considera al hombre como persona: adopta la
definición de Boecio de persona como "substancia individual de naturaleza
racional" que concibe como "lo subsistente en la naturaleza
racional".
La Ética:
Tomás de Aquino concibe la ética como la ciencia que considera el orden que la
razón humana introduce en los actos de la voluntad. Dicho orden se establece
con vistas al fin último de la vida humana; viene expresado por ley moral, y se
realiza a través de las virtudes morales.
La teoría
política: La filosofía jurídica y política de Santo Tomás se desarrolla en
torno a la idea de la justicia legal recibida de Aristóteles y el concepto
agustiniano del orden. Probablemente una de sus más importantes aportaciones al
pensamiento político sea la formulación y explicitación de su célebre
definición de la ley como "disposición de la razón para el bien común
promulgada por quien tiene el cuidado de la comunidad".
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