En
octubre, del 5 al 26, se desarrollará en Roma la XII Asamblea general ordinaria
del Sínodo de Obispos, que tendrá como tema: “La Palabra de Dios en la vida
y en la misión de la Iglesia”. Viene después del de la Eucaristía (2005): y
de este modo se completa el alimento del cuerpo del Señor: donde se nos ofrecen
como pan de vida tanto la Palabra de Dios como el cuerpo del Señor (DV 21).
Esta Palabra, como proclama Isaías, es al mismo tiempo pan para
comer y semilla para el sembrador (Is 55,10).
a) Punto de llegada
Es el
punto de llegada tras un largo camino de toda la Iglesia, donde se tratará
especialmente la centralidad de la Palabra en la pastoral, en los estudios, en
la liturgia, y en la espiritualidad de la Iglesia, así como la importancia de
realizar el mapa de las dificultades y problemas abiertos. Lo proclama
claramente el nº 4 de Lineamenta:
“Se ha hecho urgente la necesidad de conocer integralmente la fe de la Iglesia en la Palabra de Dios, de ampliar, con métodos adecuados, el encuentro con la Sagrada Escritura de parte de todos los cristianos y, al mismo tiempo, de abrirse a nuevos caminos que el Espíritu sugiere hoy, para que la Palabra de Dios, en sus diversas manifestaciones, sea conocida, escuchada, amada, profundizada y vivida en la Iglesia, y así se transforme en Palabra de verdad y de amor para todos los hombres”. Se trata por tanto de una preocupación más pastoral que teórica. Pero siempre sobre la estela del inicio de la Dei Verbum: “Dei Verbum religiose audiens et fidenter proclamans” (DV 1).
“Se ha hecho urgente la necesidad de conocer integralmente la fe de la Iglesia en la Palabra de Dios, de ampliar, con métodos adecuados, el encuentro con la Sagrada Escritura de parte de todos los cristianos y, al mismo tiempo, de abrirse a nuevos caminos que el Espíritu sugiere hoy, para que la Palabra de Dios, en sus diversas manifestaciones, sea conocida, escuchada, amada, profundizada y vivida en la Iglesia, y así se transforme en Palabra de verdad y de amor para todos los hombres”. Se trata por tanto de una preocupación más pastoral que teórica. Pero siempre sobre la estela del inicio de la Dei Verbum: “Dei Verbum religiose audiens et fidenter proclamans” (DV 1).
El último siglo ha supuesto una auténtica revolución – por diversos reveses –
en este campo: durante mucho tiempo la Palabra de Dios se dejaba al margen,
casi escondida al pueblo de Dios, especialmente después del trauma de la
reforma protestante (siglo XVI), que sin embargo había hecho de ello su
bandera, e invitaba a todos a leerla y a interpretarla libremente. Porque cada
cual recibe la guía del Espíritu, sin necesidad de intermediarios: por ello,
con libre interpretación. ¡Roma estaba asustada! Y durante siglos había
bloqueado el acceso directo, llegando incluso a quemar Biblias traducidas en
lengua vulgar.
Etapas principales de la vuelta de la
Palabra al centro de la vida cristiana:
1890: fundación de la Escuela bíblica (en Jerusalén): centro de estudios y arqueología, descubrimientos.
1909: fundación del Institutum Biblicum (en Roma), confiado a los Jesuitas, prestigiosa escuela.
1890: fundación de la Escuela bíblica (en Jerusalén): centro de estudios y arqueología, descubrimientos.
1909: fundación del Institutum Biblicum (en Roma), confiado a los Jesuitas, prestigiosa escuela.
Consecuencia: nacimiento y difusión del “movimiento
bíblico”: estudios de elevado nivel científico pero que recaían sobre la
pastoral, en la liturgia, difundiendo progresivamente el conocimiento bíblico a
todos.
1943: Divino afflante Spiritu (Pío XII): sí a la investigación histórica y literaria; sí a la libertad de investigación.
1962-1965: el fruto de estos decenios converge sobre el Concilio, pese a ciertas polémicas por parte de los conservadores contra las nuevas tendencias. Un fruto maduro es Dei Verbum (1965): un documento de gran calidad, que dedica el cap. VI a “La sagrada Escritura en la vida de la Iglesia”, en concreto a los temas de pastoral y de espiritualidad bíblica (nº 21-26). Pero también incita a hacer nuevas traducciones, nuevos leccionarios litúrgicos, elaborar una nueva espiritualidad bíblica, etc. Además: “Exhorta con fuerza e insistencia a todos los fieles cristianos, especialmente a los religiosos, … a la lectura frecuente de las divinas Escrituras” (DV 25)
1943: Divino afflante Spiritu (Pío XII): sí a la investigación histórica y literaria; sí a la libertad de investigación.
1962-1965: el fruto de estos decenios converge sobre el Concilio, pese a ciertas polémicas por parte de los conservadores contra las nuevas tendencias. Un fruto maduro es Dei Verbum (1965): un documento de gran calidad, que dedica el cap. VI a “La sagrada Escritura en la vida de la Iglesia”, en concreto a los temas de pastoral y de espiritualidad bíblica (nº 21-26). Pero también incita a hacer nuevas traducciones, nuevos leccionarios litúrgicos, elaborar una nueva espiritualidad bíblica, etc. Además: “Exhorta con fuerza e insistencia a todos los fieles cristianos, especialmente a los religiosos, … a la lectura frecuente de las divinas Escrituras” (DV 25)
43 años después del Concilio Vaticano II, podemos reconocer que verdaderamente
la Palabra de Dios ha conquistado un lugar central en muchos sectores fundamentales
de la vida cristiana. Es una presencia penetrante y de elevada calidad, en
todos los ámbitos eclesiásticos: liturgia, pastoral, catequesis, magisterio,
estudio teológico, espiritualidad, formación, evangelización. Auténtica hambre
y sed de la Palabra por todas partes…
Era hora
de centrarse: ciertamente, el Sínodo hará discernimiento: de los mejores
frutos, de las experiencias más vivaces y auténticas, como también de los
problemas y de las urgencias evidentes. En Lineamenta (marzo 2007), ya
se perfiló un primer mapa de frutos y dificultades, pero será aún más detallado
y orientador el mapa del Instrumentum Laboris, ya preparado y de próxima
aparición. Constituirá la guía práctica del próximo Sínodo: irá bien leerlo y
estudiarlo con el fin de prepararse para el gran acontecimiento eclesiástico,
pero sobre todo para mentalizarnos adecuadamente sobre los temas principales.
Podemos mencionar tres sectores concretos sobre los que se centra:
a) La naturaleza de la Palabra de Dios, como revelación de Dios mismo, como sinfonía de muchas voces, y como patrimonio confiado a la comunidad de creyentes; para que la conserven e interpreten fielmente, bajo la guía del Espíritu Santo.
b) Espacio y papel de la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia: la Iglesia nace de la Palabra escuchada y abrazada, la vive practicándola, la celebra como fuente viva del misterio, la anuncia de muchos modos para la salvación del mundo.
c) En la misión de la Iglesia la Palabra es un tesoro fundamental que debe ponerse a disposición de todos; es guía y referencia en la evangelización, creadora de comunión, núcleo orientador en el ecumenismo, en el diálogo interreligioso y con todas las culturas. Se sabe que la pastoral bíblica tendrá una importancia especial en sus múltiples articulaciones y dentro de ésta la lectio divina.
Podemos mencionar tres sectores concretos sobre los que se centra:
a) La naturaleza de la Palabra de Dios, como revelación de Dios mismo, como sinfonía de muchas voces, y como patrimonio confiado a la comunidad de creyentes; para que la conserven e interpreten fielmente, bajo la guía del Espíritu Santo.
b) Espacio y papel de la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia: la Iglesia nace de la Palabra escuchada y abrazada, la vive practicándola, la celebra como fuente viva del misterio, la anuncia de muchos modos para la salvación del mundo.
c) En la misión de la Iglesia la Palabra es un tesoro fundamental que debe ponerse a disposición de todos; es guía y referencia en la evangelización, creadora de comunión, núcleo orientador en el ecumenismo, en el diálogo interreligioso y con todas las culturas. Se sabe que la pastoral bíblica tendrá una importancia especial en sus múltiples articulaciones y dentro de ésta la lectio divina.
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